«El Rey es el Jefe del
Estado, SÍMBOLO de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento
regular de las instituciones, asume la más alta representación del Estado
español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones de su
comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la
Constitución y las leyes».
Sputnik,
mi amor (Haruki Murakami)
«—Pues sí. Tenía que
decirte una cosa. Por eso llamo —contestó Sumire. Carraspeó ligeramente—. Vamos
allá. ¿Cuál es la diferencia entre “signo” y “símbolo”?
Tuve una extraña
sensación, como su una larga hilera de objetos indeterminados se cruzara por mi
cabeza. —Podrías repetirme la
pregunta?
Me la repitió.
—¿Cuál es la diferencia
entre “signo” y “símbolo”?
Me incorporé en la cama
y me pasé el auricular de la mano izquierda a la derecha.
—Es decir, que me has
llamado porque quieres saber la diferencia entre “signo” y “símbolo”. Un domingo
de madrugada antes del amanecer. ¡Vaya!
—A las cuatro y cuarto
de la madrugada —dijo—. No me lo podía quitar de la cabeza. ¿Cuál debe ser la
diferencia entre “signo” y “símbolo”? Alguien me lo pregunto hace días y lo
había olvidado por completo, pero hoy, mientras me desnudaba para meterme en la
cama, me ha venido a la cabeza. Y me ha desvelado. ¿Puedes explicármela tú? ¿La
diferencia entre “signo” y “símbolo”?
—A ver —dije
contemplando el techo. Explicarle a Sumire algo con lógica, incluso cando yo lo
tenía clarísimo, no era tarea fácil—. El emperador es el símbolo de Japón. ¿De
acuerdo?
—Pues más o menos —dijo
ella.
—Nada de más o menos. Esto es lo que dice la
Constitución japonesa —dije armándome de paciencia—. Podrás poner objeciones o
tener dudas al respecto, pero si no lo tomas como un hecho, mi razonamiento no
puede avanzar.
—De acuerdo. Lo acepto.
—Gracias. Repito: el
emperador es el símbolo de Japón. Pero esto no significa que Japón y el
emperador sean equivalentes. ¿Me sigues?
—No.
—Es decir, que la
flecha apunta en una sola dirección. El emperador es el símbolo de Japón, pero
Japón no es símbolo del emperador. ¿Lo entiendes, verdad?
—Creo que sí.
—Pero si, por ejemplo,
pusiera: “El emperador es el signo de Japón”, ambos serían equivalentes. Es
decir, que cuando nombráramos a Japón nos referiríamos al emperador, y cuando
nombráramos al emperador nos referiríamos a Japón. Se puede añadir, incluso,
que ambos serián intercambiables: a=b es lo mismo que b=a. En cuatro palabras,
esto es lo que significa “signo”.
—O sea, que tú estás
hablando de intercambiar el emperador con Japón. ¿Es posible eso?
—No es eso. No. —Sacudí
enérgicamente la cabeza—. Sólo pretendía explicarte de manera fácil de entender
la diferencia entre “símbolo” y “signo”. No tenía ninguna intención de
intercambiar el emperador con Japón. Era sólo una forma de explicártelo.
—Hum —dijo Sumire—.
Pero creo que lo he entendido. Como imagen. En fin, me parece que es una cuestión
de sentido único o doble sentido, ¿no?
—Un especialista quizás
te lo explicara con mayor exactitud. Pero definiéndolo de una manera simple
viene a ser eso.
—Siempre me ha admirado
lo bien que explicas las cosas».
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