El dinero surgió una vez superada
la primitiva etapa inicial en la que ni siquiera se producía el intercambio de
bienes entre los diversos sujetos y los grupos en los que estos se integraban, puesto
que pequeñas células organizativas se limitaban a producir lo que iban a
consumir.
De esta primitiva etapa de
autoabastecimiento se evolucionó al intercambio de bienes por bienes, es decir,
a la permuta, con el inconveniente de que era preciso que dos sujetos, simultáneamente,
ofrecieran y demandaran una misma cosa, y, adicionalmente, estuvieran interesados
recíprocamente en su intercambio.
La permuta se define por el
Código Civil como “un contrato por el cual cada uno de los contratantes se
obliga a dar una cosa para recibir otra”.
Las evidentes limitaciones de la
permuta prepararon el terreno para la llegada del dinero, una vez que las
transacciones comerciales se multiplicaron y adquirieron sustantividad, primero
mediante la aparición de monedas, posteriormente de billetes.
Al pago de obligaciones
consistentes en la entrega de dinero se refiere el Código Civil en sus arts.
1.108 y 1.170, y, de forma tangencial, al describir el contrato de compraventa,
en el art. 1.445: “Por el contrato de compra y venta uno de los contratantes se
obliga a entregar uno cosa determinada y el otro a pagar por ella un precio
cierto, en dinero o signo que lo represente”.
Con anterioridad a la emisión de
los primeros billetes de curso legal en el siglo XVII, exactamente en la Italia
del siglo XIII, surge el billete de banco, pero entendido como título de
crédito o título-valor, pues supone la incorporación en un documento de un
derecho de naturaleza crediticia, como es el reembolso de la cantidad mencionada
en el citado título, que tenía la consideración en su momento de dinero, es
decir, la moneda metálica, por el banquero/comerciante emisor.
Las primeras monedas, aleación natural
de oro y plata, se acuñaron en Lidia –actual Turquía–, en el siglo VII a. C.,
en tanto que el primer billete de banco apareció en Ámsterdam en 1656, y los
primeros billetes oficiales se emitieron en 1694 por el Banco de Inglaterra (Aula
Virtual del Banco de España: www.aulavirtual.bde.es).
Será en el siglo XIX cuando se
extiende la convertibilidad del billete en moneda metálica de oro o plata, cuya
composición y peso, en mayor o menor rigor, eran garantizados por el Estado. En
nuestro país no se llegó a adoptar dicho patrón de convertibilidad.
Sin embargo, en el momento actual,
la importancia del dinero en efectivo parece decrecer, siendo sustituido,
gracias al desarrollo de la tecnología y a la consolidación de modernos
sistemas financieros, por dinero bancario o escritural, el cual es apto para
ser movilizado en múltiples formas, eficientes y con bajo coste. La misma Ley
de Servicios de Pago, dentro del concepto de fondos, incluye
los billetes y monedas, el dinero electrónico y el dinero escritural. La nueva
Directiva de Servicios de Pago, que entrará en vigor en 2018, puede impulsar
más aún estas nuevas formas de movilización de fondos.
Una fascinante síntesis de la evolución del dinero, desde
las ovejas, raíz etimológica latina de nuestra palabra “pecuniario”, hasta la
aparición del dinero bancario, pasando por las monedas elaboradas con
aleaciones metálicas y el papel moneda, se recoge en el siguiente texto de
Friedman (*) que por su interés reproducimos:
“[Son] extraordinariamente diversos los artículos que en
un momento u otro han servido como dinero. La palabra “pecuniario” procede del
latín pecus, que significa “oveja” y
nos recuerda que en algún tiempo éstas sirvieron como moneda. Puede citarse
también el dinero de sal, la seda, las pieles, el pescado ahumado, el tabaco,
incluso las plumas o… la piedra. Las cuentas y abalorios, o las conchas, como
en los wampun de los indios
norteamericanos, son monedas muy difundidas entre los pueblos primitivos. Los
metales –el oro, la plata, el cobre, el hierro, el estaño- han sido la forma
más utilizada en los países avanzados, hasta el triunfo del papel y de la pluma
del contable (aunque en China, hace más de mil años, hubo también un breve
período de circulación de papel moneda) […].
En abstracto, el concepto de dinero es claro: es cualquier
medio comúnmente aceptado como pago a cambio de bienes y servicios… y aceptado,
no a título de género consumible, sino como algo que representa un depósito
temporal de capacidad adquisitiva, utilizable para adquirir otros bienes y servicios.
Pero la contrapartida empírica de este concepto queda bastante menos clara.
Durante siglos, y mientras los medios principales de intercambio fueron el oro
y la plata, los economistas y otros consideraron como dinero sólo a las
monedas. Luego agregaron los billetes de banco, redimibles a petición por oro o
plata en metálico. Más tarde, y de eso hace poco más de un siglo, incluyeron
los depósitos bancarios pagaderos a la vista y transferibles por cheque.
[...].”
(*) FRIEDMAN, M., “El
misterio del dinero, en Paradojas del dinero. Episodios de historia monetaria”,
Grijalbo, Barcelona, 1992, cap. 2, p.29 y 32-33, citado por ROLDÁN BÁEZ, A.M.,
Fundamentos de Economía Política, Servicio de Publicaciones de la Fundación
Unicaja, Málaga, 2008, págs. 471-472.
Es sorprendente la cercanía etimológica del dinero y del
ganado, que acaso un día fueron una misma cosa, lo que confirma que la aparición
del dinero no fue del todo brillante ni reluciente…
Nos preguntamos si como efecto de la conversión del dinero
físico en dinero virtual, Francisco de Quevedo y Villegas necesitaría
reformular sus viejas palabras, o si, por el contrario, tanto daría que el
dinero fuera, como siempre lo ha sido, aprehensible e inaprehensible a un
tiempo:
Y prudente al sin consejo?
¿Quién al avariento viejo
Le sirve de Río Jordán?
¿Quién hace de piedras pan,
Sin ser el Dios verdadero?
El Dinero.
¿Quién los jueces con pasión,
Sin ser ungüento, hace humanos,
Pues untándolos las manos
Los ablanda el corazón?
¿Quién gasta su opilación
Con oro y no con acero?
El Dinero.
¿Quién la Montaña derriba
Al Valle; la Hermosa al feo?
¿Quién podrá cuanto el deseo,
Aunque imposible, conciba?
¿Y quién lo de abajo arriba
Vuelve en el mundo ligero?
El Dinero.
Un post muy sugerente, José María. Quedo a la espera del trabajo que anuncias sobre el dinero, los medios de pago y las fintech.
ResponderEliminarUn abrazo
Alberto RO
Muchas gracias, Alberto.
EliminarHay un mundo nuevo por descubrir y describir sobre algo tan viejo como es el dinero (y la deuda).
Un abrazo.
José María