Risto Mejide ganó
notoriedad hace unos años, creo recordar, en “Operación Triunfo”, diciendo a la
cara de los participantes lo que todos pensábamos pero nadie se atrevía a decir.
Ya traía tras de sí una carrera profesional, pero, obviamente, esta se vio
impulsada por esta primera aparición televisiva y por una remarcable gestión de
su marca personal, que hace que sea una legión la que le sigue a través de las
redes sociales.
El valor de su marca no
para de incrementarse, como sus followers en Twitter (más de 2.600.000) y su capacidad de influencia. Manifiesta en “Urbrands”
que lo que le interesa de veras es crecer en su profesión, en la publicidad,
pero creo que sería un desperdicio, y él lo sabe, no transitar, siquiera unos
minutos, por otros lados más salvajes, como el de la vida pública, por su
propio bien (o sea, por el de su marca personal y su valoración) y por el de
otras personas.
“Urbrands. Construye tu
marca personal como quien construye una ciudad” es el primer libro que le leo,
que fue Premio Espasa 2014. No he podido evitar establecer algún paralelismo
con “Las ciudades invisibles”, de Italo Calvino. Mejide nos da propuestas para
la creación de nuestra marca personal, como si su diseño y desarrollo, incluso
su demolición total o parcial, fuera equiparable al de una ciudad. Estas
explicaciones se acompañan con experiencias personales, puede que alguna algo
deformada, realmente divertidas, como la de la chica nórdica que en un
intercambio de estudios se alojó en su propio domicilio y a la que se benefició,
lo que no fue óbice para que se la encontrara una mañana en la cama… con otra
chica, y la lapidaria respuesta de su padre (de casta le viene al galgo): “Sí,
claro, que lo que quiera pero en mi casa no… además, ¿no te la estabas follando
tú?”.
Mejide da grandes
consejos que, desde luego, dentro de nuestras limitadas capacidades y posibilidades
para alcanzar una milésima parte de su éxito, procuraremos seguir.
Sin embargo, lo que nos
ha llamado la atención ha sido una reflexión de las páginas 141-140 (ojo, el
libro se numera inversamente, comenzado por el final y concluyendo por el
principio). ¿Por qué decimos que Risto aspira a algo más que a triunfar en lo
privado? Por reflexiones como esta:
“En la medida en que
las URBRANDS o las grandes corporaciones acumulen muchísimo, lo que llaman engagement, es decir, el compromiso, la
capacidad de conectar emociones con unos valores y con unos ideales, y luego
también en la medida en que esas corporaciones acumulen mucho capital para
poder hacer cosas —mientras los gobiernos cada vez tienen menos—, al final
vamos [a] acabar exigiendo a las marcas y a las corporaciones que hagan lo que
no han podido hacer los gobiernos: cumplir nuestros sueños, luchar por nuestras
emociones. Y es lícito que lo hagamos, porque las estamos votando cada día,
cada vez que compramos sus productos. Esto es así desde que podemos publicar
nuestras opiniones en cualquier foro, blog o hacer un comentario en un diario
de tirada nacional”.
Nadie, ni siquiera una
institución, puede morir dos veces, y el Estado lo ha hecho, a nuestro pesar.
La visión de Risto Mejide, en este sentido, es revolucionaria, y muestra cómo la
antigua separación entre público y lo privado es una falacia. El futuro, por
tanto, pasa por el verdadero reconocimiento de la proyección social de las
corporaciones, en un equilibrio (posible) entre los intereses de los
accionistas, los de sus clientes y el del conjunto de la sociedad. Ojalá con
su capacidad para influir y transmitir ideas, algún día Risto se decidiera a profundizar
en esta.
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