«Faber est suae quisque fortunae»

(Apio Claudio)

«Hinc tibi certandi bona parcendique uoluptas:

quos timuit superat, quos superauit amat»

(Rutilio Namaciano)

domingo, 5 de noviembre de 2017

La transformación de un banquero: el caso de António Horta-Osório

El País Semanal de 5 de noviembre de 2017 publica un sugestivo reportaje titulado “El samurái de la City vuelve a reinar”, de Quino Petit, sobre António Horta-Osório, actual CEO de Lloyds Bank.

Horta-Osório, natural de Portugal, es conocido como el “Mourinho de las finanzas”. Tras pasar por Citibank y Goldman Sachs, llegó a los 29 años a Banco Santander, donde trabajó durante casi dos décadas antes de dar el salto a Lloyds, entidad que, en esos momentos, había recibido 20.000 millones de libras del Estado para su rescate.

Tras una severa crisis de salud por el estrés, el agotamiento y la hiperfatiga padecidos en Lloyds (el llamado síndrome “burn-out”), cuando pocos apostaban por su regreso, ha sido capaz de salir a flote y de gestionar el día del día del banco, que ha podido devolver integrante las ayudas públicas recibidas.

Del contenido del reportaje, y de la entrevista al propio Horta-Osório, se pueden destacar múltiples aspectos, por lo que aconsejamos su lectura.

Lo que nos ha impactado son las propias palabras salidas de la boca de Horta-Osório: “Yo creía ser un superhombre”. 

Es más que probable que haya que poner estar palabras en su debido contexto, pero es inevitable pensar, en sentido amplio, en el endiosamiento de algunos banqueros, lo que les ha llevado a perder el sentido de la realidad con los resultados por todos conocidos. También resuena en estas palabras la presencia de Nietzsche y la alusión a una especie de persona que, al estar -pretendidamente- por encima o al margen del resto de mortales, es capaz de hacer y deshacer a su antojo, sin límites morales, jurídicos o políticos capaces de contener a unos individuos desatados. 

Regresando al caso concreto de Horta-Osório, en el reportaje se afirma que este “experimentó la metamorfosis de su resbaladiza piel de tiburón, que hoy se asemeja más a la armadura de un sabio guerrero oriental”. “Mi actitud era antes parecida a un roble. Conforme a las dificultades, era partidario de jornadas extenuantes para lograr objetivos. Pero hasta un roble puede partirse en dos. Hoy intento parecerme a una palmera que se dobla ante la tempestad y vuelve a ponerse firme cuando vuelve la calma”, afirma Horta-Osório.

Sin embargo, hay algo que nos preocupa de forma extraordinaria, y es que esta caída del caballo, como la de Saulo antes de convertirse en Pablo, solo ha alcanzado a una parte menor de los grandes banqueros. Para Horta-Osório, “un tercio de los ejecutivos de la City experimentan en algún momento de su carrera un grave cuadro de estrés semejante al mío. El proceso de recuperación se convirtió para mí en una cura de humildad”.

Es decir, dos tercios de los ejecutivos de la City nunca han sufrido una crisis, nunca han tenido una cura de humildad, siguen pensando que son superhombres.


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