(Extracto del artículo publicado en
Revista de Derecho del Mercado de Valores, nº 19)
«Fueron
12 los trabajos, a cual más arduo, que se sometieron a Heracles y que este, no
sin esfuerzo, logró superar heroicamente, haciéndose un hueco en la mitología
griega. El documento “Líneas estratégicas de la CNMV 2017-2018/Plan de
Actividades 2017”, publicado el 8 de marzo de 2017, nos ha hecho recordar a
Heracles, pues los retos que se ha impuesto la CNMV, con 50 objetivos para 2017
enmarcados en cuatro grandes líneas estratégicas, definidas por primera vez con
un enfoque bianual, nos han parecido extraordinarios.
Si
no fuera suficiente con el despacho ordinario de los asuntos de su competencia
regulatoria y supervisora, la realidad económica, financiera y política ha
suscitado desafíos de esos que surgen solo de vez en cuando, tales como la transposición
de MiFID II, la revolución “fintech”, el “Brexit”, la presidencia de Donald
Trump, el retorno del proteccionismo y el fin abrupto del consenso regulatorio
financiero internacional, etcétera, que no es que hayan sido silenciados por la
CNMV, sino que, por el contrario, han sido expresamente incluidos en su agenda
para este y para el año próximo.
Como
decíamos, “el Plan no recoge todo el trabajo previsto de la CNMV, pues solo
incluye determinados objetivos seleccionados por razones de oportunidad o por
su novedad con respecto a las funciones habituales […]. Por tanto, no se
incluyen como objetivos del Plan gran parte de las tareas que realiza la CNMV
en su función habitual de autorización, registro y supervisión de entidades o
en la de supervisión de mercados, el registro de operaciones o el control de
la información regulada. Tampoco se incluyen en el Plan las actuaciones de
índole sancionadora o la atención a consultas y reclamaciones de los
inversores” (pág. 7). Es decir, el Plan identifica, exclusivamente, las
cuestiones clave, que como se verá no son pocas.
Con
buen criterio, antes de la exposición de las líneas estratégicas y de los
objetivos de la CNMV, se explica el entorno económico y financiero de 2017,
ejercicio caracterizado por la incertidumbre, a la vista de las previsiones de
los organismos internacionales. Con todo, el crecimiento de la economía mundial
en 2017 se espera que sea del 3,4%, el de China del 6%, el de la eurozona del
1,5% y el de España del 2,3%.
La
CNMV constata que el mayor crecimiento de España en relación con la zona del
euro le proporciona un mejor punto de partida para afrontar la desaceleración
que se anticipa en 2017. Los mayores retos macroeconómicos son la reducción del
déficit público y la del desempleo.
En
cuanto al “Brexit”, su previsible activación por las autoridades británicas y el
comienzo de las negociaciones con la Unión Europea afectarán a las relaciones
comerciales entre la isla y el continente, pero también a aspectos más
financieros como la Unión del Mercado de Capitales y la pretensión de
potenciación de mecanismos como el “crowdfunding”, el capital riesgo o los
mercados alternativos. Pero la CNMV no deja de alertar de las oportunidades que
pueden surgir para otras plazas financieras europeas; por ejemplo, la pérdida
del pasaporte comunitario por las empresas de servicios de inversión y los
fondos de inversión radicados en el Reino Unido podría favorecer su
deslocalización y la búsqueda de nuevas sedes en Europa.
El
impacto del proceso de normalización de la política monetaria comenzado en los
Estados Unidos, que, al parecer, llegará con cierta demora a Europa, generará
la existencia de dos escenarios diferenciados en ambas orillas del Atlántico. Es
más, no es descartable que la Reserva Federal pueda acelerar su calendario de
subidas de los tipos de interés, lo que impactará muy probablemente en la
rentabilidad de la renta fija europea y en la evolución de la renta variable.
La
CNMV, en la línea de otros supervisores, está procurando establecer mecanismos
para identificar riesgos, lo que le permitiría, de ser necesario, disponer de
un mayor margen de actuación: “los supervisores europeos ya han puesto en
marcha iniciativas para mejorar el seguimiento de las condiciones de liquidez
en los mercados de renta fija, así como en otras áreas especialmente sensibles,
como los fondos de inversión, cuyas carteras de renta fija se han incrementado
notablemente” (pág. 9).
En
la Unión Europea se señalan como fuentes de incertidumbre, y no deja de resultar
paradójico, algunos procesos electorales en diversos países clave, como son
Holanda, Francia y Alemania; como es evidente, el riesgo no está en las
elecciones en sí, sino en las potenciales situaciones de ingobernabilidad que
podrían resultar de la aritmética electoral —recordemos el reciente caso
español—, en el impulso de determinados partidos políticos populistas y centrífugos
o en una ralentización, incluso en una marcha atrás, del proceso de integración
europeo, lo que podría generar tensiones en los mercados.
En
cuanto al sector bancario, la CNMV pone de manifiesto los riesgos asociados al
proceso de creación de la Unión Bancaria en Europa. La concesión del crédito ha
disminuido por la menor demanda, los reducidos tipos de interés siguen
estrechando los márgenes y todavía son intensos los requerimientos para el
reforzamiento del capital. La situación de algunos países, de entre los que la
CNMV cita explícitamente a Italia, tendrán que ser resueltos “en un contexto
legal e institucional distinto, caracterizado por el despliegue de la Unión
Bancaria en el ámbito de la supervisión y la resolución de entidades, por lo
que se pondrá a prueba la eficacia de estos mecanismos” (pág. 10). Para la
CNMV, la situación del sector bancario español es más favorable que la de algunos
de sus socios, ya que la profunda reforma llevada a cabo, sobre todo, a partir
de 2012, ha reducido considerablemente la percepción del riesgo.
La
industria de los servicios financieros se está transformando con la aplicación
de las nuevas tecnologías, de lo que se desprende la aparición de nuevas líneas
de negocio y de nuevos operadores “tanto en la provisión de servicios a
emisores e inversores, como en las actividades de back office” (pág. 10), lo que intensificará la competencia. Pero
los retos no serán solo para las entidades establecidas y las que se quieran
abrir un hueco; la situación representa también “un reto para los reguladores y
los supervisores, que tendrán que evaluar sus riesgos para el cumplimiento de
los objetivos de protección del inversor, transparencia y funcionamiento
ordenado del mercado” (pág. 10).
Desde
el punto de vista normativo, 2017 y 2018 serán los años de la adaptación e
implantación de MiFID II y MiFIR, con todos sus desarrollos técnicos, de la
plena vigencia de la Directiva y el Reglamento de Abuso de Mercado, y del
Reglamento sobre los índices utilizados como referencia, entre otras novedades.
La CNMV realizará propuestas y asesorará, a estos efectos, al Gobierno y al
Ministerio de Economía, Industria y Competitividad. Esta tarea se realizará
“teniendo como objetivo aportar claridad y seguridad jurídica y persiguiendo
una simplificación normativa, que minimice los trámites y requisitos necesarios
pero sin perder intensidad en la protección de los inversores” (págs. 16 y 17)».
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