«Faber est suae quisque fortunae»

(Apio Claudio)

«Hinc tibi certandi bona parcendique uoluptas:

quos timuit superat, quos superauit amat»

(Rutilio Namaciano)

lunes, 18 de enero de 2016

El poder de las corporaciones, según Risto Mejide ("URBRANDS")

Risto Mejide ganó notoriedad hace unos años, creo recordar, en “Operación Triunfo”, diciendo a la cara de los participantes lo que todos pensábamos pero nadie se atrevía a decir. Ya traía tras de sí una carrera profesional, pero, obviamente, esta se vio impulsada por esta primera aparición televisiva y por una remarcable gestión de su marca personal, que hace que sea una legión la que le sigue a través de las redes sociales. 

El valor de su marca no para de incrementarse, como sus followers en Twitter (más de 2.600.000) y su capacidad de influencia. Manifiesta en “Urbrands” que lo que le interesa de veras es crecer en su profesión, en la publicidad, pero creo que sería un desperdicio, y él lo sabe, no transitar, siquiera unos minutos, por otros lados más salvajes, como el de la vida pública, por su propio bien (o sea, por el de su marca personal y su valoración) y por el de otras personas.

“Urbrands. Construye tu marca personal como quien construye una ciudad” es el primer libro que le leo, que fue Premio Espasa 2014. No he podido evitar establecer algún paralelismo con “Las ciudades invisibles”, de Italo Calvino. Mejide nos da propuestas para la creación de nuestra marca personal, como si su diseño y desarrollo, incluso su demolición total o parcial, fuera equiparable al de una ciudad. Estas explicaciones se acompañan con experiencias personales, puede que alguna algo deformada, realmente divertidas, como la de la chica nórdica que en un intercambio de estudios se alojó en su propio domicilio y a la que se benefició, lo que no fue óbice para que se la encontrara una mañana en la cama… con otra chica, y la lapidaria respuesta de su padre (de casta le viene al galgo): “Sí, claro, que lo que quiera pero en mi casa no… además, ¿no te la estabas follando tú?”.

Mejide da grandes consejos que, desde luego, dentro de nuestras limitadas capacidades y posibilidades para alcanzar una milésima parte de su éxito, procuraremos seguir.

Sin embargo, lo que nos ha llamado la atención ha sido una reflexión de las páginas 141-140 (ojo, el libro se numera inversamente, comenzado por el final y concluyendo por el principio). ¿Por qué decimos que Risto aspira a algo más que a triunfar en lo privado? Por reflexiones como esta:

“En la medida en que las URBRANDS o las grandes corporaciones acumulen muchísimo, lo que llaman engagement, es decir, el compromiso, la capacidad de conectar emociones con unos valores y con unos ideales, y luego también en la medida en que esas corporaciones acumulen mucho capital para poder hacer cosas —mientras los gobiernos cada vez tienen menos—, al final vamos [a] acabar exigiendo a las marcas y a las corporaciones que hagan lo que no han podido hacer los gobiernos: cumplir nuestros sueños, luchar por nuestras emociones. Y es lícito que lo hagamos, porque las estamos votando cada día, cada vez que compramos sus productos. Esto es así desde que podemos publicar nuestras opiniones en cualquier foro, blog o hacer un comentario en un diario de tirada nacional”.

Nadie, ni siquiera una institución, puede morir dos veces, y el Estado lo ha hecho, a nuestro pesar. La visión de Risto Mejide, en este sentido, es revolucionaria, y muestra cómo la antigua separación entre público y lo privado es una falacia. El futuro, por tanto, pasa por el verdadero reconocimiento de la proyección social de las corporaciones, en un equilibrio (posible) entre los intereses de los accionistas, los de sus clientes y el del conjunto de la sociedad. Ojalá con su capacidad para influir y  transmitir ideas, algún día Risto se decidiera a profundizar en esta.

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